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In a Lonely place



Dirección: Nicholas Ray.
País: USA.
Año: 1950.
Duración: 94 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Humphrey Bogart (Dixon Steele), Gloria Grahame (Laurel Gray), Frank Lovejoy (Det. Sgt. Brub Nicolai), Carl Benton Reid (Capt. Lochner), Art Smith (Agent Mel Lippman), Jeff Donnell (Sylvia Nicolai), Martha Stewart (Mildred Atkinson).
Guión: Andrew Solt.
Producción: Robert Lord.
Música: George Antheil.


Un guión, una historia, un libro e incluso, en algunas escazas ocasiones un actor, dan vida y cuerpo a una película. Es el caso de In a lonely place, hecha cual sastre ingles a la medida de Humphrey Bogart. Un piano, alcohol y muchos cigarrillos acompañan el desganado rostro del actor que interpreta al guionista Dixon Steele. Un hombre duro, insolente, despreocupado, el clásico duro post segunda guerra que tanto gustó a Hollywood para sus “jovencitos” y que encontró en Bogart un excelente representante más allá de sus papeles.
La cinta comienza con una escena de gran valor. Bogart conduciendo en la noche neoyorkina de los cincuentas, oscura, apenas iluminada por algunos neones y faroles de poco alcance. Tomas en movimiento, sin el recurso del telón, muy utilizado en aquellos años, brindan una interesante obertura al film.
Luego se nos presenta la historia en sí. El duro de Steele, cansado de una larga jornada de jerga, paga a una desconocida muchacha para que le acompañe a su hogar y le cuente en sus propias palabras un libro que él debía pasar a guión. Le cuenta la historia, unas copas y la joven abandona la casa de Steele para regresar a su hogar. Sin embargo, pocas horas más tarde es encontrada muerta no muy lejos de ahí. Inmediatamente la policía lo ubica como el principal sospechoso del crimen. Todas las pruebas apuntan a que él es el asesino, sin embargo, Laurel Grey, una hermosa vecina interpretada por Gloria Grahame, entrega importantes antecedentes que inculpan parcialmente al guionista.
La actitud avasalladora y su incontrolable mal humor siembran la duda sobre Steele, incluso su vecina Laurel, con quien nace un romance, mantendrá una inagotable duda sobre su participación en el crimen.
La cinta dirigida por Nicholas Ray mantiene una mediana tensión, que se ve agudizada por el descontrolado mal humor de Steele. En ella encontramos claramente reflejos de aquellos años sumamente machistas, de comportamientos y actitudes que escasean hoy en día y que se nos presentan claramente al ver In a lonely place con los ojos de hoy.

No Country for Old Men

Dirección: Ethan Coen y Joel Coen.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 122 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Josh Brolin (Llewelyn Moss), Tommy Lee Jones (sheriff Bell), Javier Bardem (Anton Chigurh), Woody Harrelson (Wells), Garrett Dillahunt (Wendell), Kelly Macdonald (Carla Jean), Tess Harper (Loretta Bell).
Guión: Joel Coen y Ethan Coen; basado en la novela de Cormac McCarthy.
Producción: Joel Coen, Ethan Coen y Scott Rudin.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Roger Deakins.
Montaje: Roderick Jaynes.
Diseño de producción: Jess Gonchor.
Vestuario: Mary Zophres.


Ya era el momento de recibir la energía necesaria para comentar un nuevo film y ésta me la ha entregado la espectacular No country for old men. Es una adaptación del libro homónimo de Cormack McCarthy que nos inserta en la acalorada frontera entre México y los Estados Unidos.
Desde un comienzo nos vemos ligados al desafortunado destino de Llewelyn Moss (Josh Brolin), que tras descubrir, en mitad del desierto, un maletín lleno de los más gruesos billetes, producto de un fallido intercambio de drogas, debe huir de los mafiosos y de Anton Chigurh, un escalofriante psicópata interpretado magistralmente por el español Javier Bardem.
Como es de esperar, un maletín errabundo con dos millones de dólares en su interior, solo trae consigo un reguero de sangre descontrolado, que el sheriff Bell (Tommy Lee Jones) no podrá controlar. No solo por la sagacidad de los delincuentes, sino por la creciente indolencia del sheriff ante los hechos y la investigación.
La cinta poco a poco va abriéndonos un canal de lectura subterráneo a la persecución de Llewelyn Moss. Así como una columna vertebral que sostiene la película, encontramos inesperadamente un choque generacional. El conflicto que cada generación enfrenta ante la siguiente o subsiguiente que, como se refleja en la cinta desde su titulo (No es país para viejos), está destinada a perder.
Al conflicto nadie está inmune, no hay forma de escapar cualquiera sea el lugar donde viva u oficio el que ejerza. Sin embargo si en vez de mirar adelante damos la palabra a los mayores, ellos nos dirán “pues, bienvenido”.
Los hermanos Cohen han regresado en gloria y majestad con No Country for Old Men. Un film lleno de suspenso, interesantes diálogos, unas gotas de humor negro y el mas escalofriante psicópata del último tiempo.